Hacerse La Víctima

Si el sujeto consigue organizar uno de los argumentos de autodesincriminación obtendrá a continuación un "pase libre" para sus falsedades, sus trampas y otras debilidades de su prodigiosa invención, eso es imputación de responsabilidad en la categoría de Hechos Varios, Circunstancias, los otros, las costumbres, mi ignorancia, mi libertad ( ! ), el inconciente, mis padres, la sociedad, mi propia "historia", y que sé yo cuantas otras huevadas inventadas y colocadas discursivamente en el lugar en que el sujeto desea omitir su calidad de autor, de responsable, de verdadero creador de esa respuesta, que él vive como una imposición de una voluntad ajena.

Es a esta nauseabunda necesidad de preferirse víctima de una voluntad ajena personificada en los otros, o en las circunstancias impersonales que se refiere, supongo, Etienne de La Boetie, Tratado de la servidumbre voluntaria.

Creo que el verdadero problema que atraviesa la Historia de Occidente son los diversos modos en que el Hombre entrega su alma al Demonio, que es lo que hace también cuando se la "entrega" a un dios externo, del cual el que" se entrega " es un ignorado ausente.

Un Dios que prescinde de uno sólo de sus hombres ya no es Dios. Sí es alguien que lo pretende. Cuando el discurso humano habla de un Dios allí, más allá de la esfera de mi cuerpo, de mi alma, de mis actos, todos ellos, entonces ese discurso nombra la ausencia de Dios, que es una tremenda patraña con que se entretienen los hombres que aún desesperan de sí mismos como templos de aquel Dios total.

Carlos Campelo